Campeón Olímpico en Wendy's

"Yo también soy deportista" escuché, mientras salía de la caja con mi frosty de chocolate, e inmediatamente volteé.

Esas palabras me fueron dirigidas por un empleado de Wendy's con las características de un chico con Síndrome de Down.

Inmediatamente pensé: "¿De dónde sacó el extremo detalle de identificar que hago deportes por portar solo franela de montaña de Víctor Figueras del 2007, por demás cubierta por mi acostumbrado morral cruzado que oculta la mayor parte del pecho, y por tanto de los diseños?.

- ¿Ah sí? ¡Felicitaciones!, le dije.

Y continuó: - Soy campeón olímpico en natación.

Con curiosidad le pregunté: - ¿Y qué dice la gente de Wendy's?

- Uno de ellos es mi padrino, respondió.

- ¿Cuando y dónde entrenas?

- En el Eugenio Mendoza los viernes.

Estos acontecimientos son los que te hacen sentir bien, te reconcilian con las alcaldías con las que se tienen ciertas diferencias por el abandono que comienzan a evidenciarse en una sociedad tan llevada por las preocupaciones políticas. También te reafirman la certeza de la conciencia de empresa privada descubriendo que en algunas de ellas la responsabilidad social ciertamete es fundamantel y parte de sus valores, ¡y de qué manera!

Ya saben... en el Wendy's de La Castellana tenemos un campeón. No podemos decir que no tenemos medallas olímpicas de oro en Venezuela.

¡Gracias Javier!

Pretensiones inconvenientes

Cuando lo supe me indigné, luego me aterré.

Decidí no escribir en ese momento estas líneas para decantar las ideas y percepciones que la propuesta que María Corina Machado hacía a la comunidad para ser candidata a la Asamblea Nacional por el circuito de chacao me generaba.

Ahora, pasados tres días retomo el tema habiendo asentado mis apreciaciones, que por cierto he comunicado durante meses a algunos amigos con quien comparto con frecuencia pareceres políticos.

Lamentablemente para la soñadora esperanza opositora, reflejado en la afirmación de Colette Capriles en su Diario: "La gente ha olvidado cómo se piensa políticamente. Con la inmediatez de sus pasiones percibe y al enemigo. Cree cualquier cuento. Olvida demasiado", seguramente algunas personas se sentirán ofendidas por la férrea crítica que expongo en estas líneas por tres afirmaciones que Machado hace algunos años expresó, y que desde mi punto de vista una de sus locuaces y no documentadas ideas es el origen a algunas graves consecuencias sufridas por la oposición en cada evento electoral.


Las tres aseveraciones, expresadas por Machado en un programa de opinión presentado por televisión fueron, palabras más palabras menos:


  1. El CNE debe entregarnos una de las máquinas electorales pues allí está a trampa.
  2. Necesitamos traer estadísticos para verificar los números de las actas de votación.
  3. Con las captahuellas el gobierno sabe por quién vota cada ciudadano.

Estas tres barbaridades fueron lanzadas sin asesoramiento especializado de ningún tipo, pues alguien que tenga un nivel de estudio adecuado y un entrenado ejercicio de la razón puede comprender la fasedad de estas opiniones, que desde el inicio se observan falsas.

Pero la tercera premisa expresada por Machado ha sido la que más daño ha hecho a los intereses democráticos de la oposición, pues afecta a las personas que desean un cambio de gobierno y se dicen ser opositores en su tiempo libre pero que que se mantienen en el anonimato político laborando en organismos gubernamentales y que temen perder sus puestos de trabajo si sus superiores se enteran de su posición política. [Ciertamente esta situación de "presión laboral" es expresión de un serio problema ético del venezolano que aquí no voy a tocar].

Algunos podrán decir que es falsa esa afirmación que Machado realizaó en cuanto a las captahuellas, pero no pocos de mis conocidos desafectos al gobierno que trabajan para entidades estadales me han preguntado si votar o no por causa de las captahuellas. Puedo asegurar que gran cantidad de ellos votaron en contra de su criterio para evitarse problemas. Problemas que no existen pero que ha quedado en el temeroso criterio mercenario de tantos venezolanos. Tan es cierto que en la última campaña electoral algunos voceros de la oposición hicieron incapié en afirmar que es imposible que las captahuellas, por su sistema aleatorio, identifique secuencialmente la intención de cada votante.

Pero ya el daño está hecho en este sentido... y lamentablemente segurá haciendo mella en las arcas electorales. Gracias Sra. Machado.

El nuevo problema que se presenta es... ¿cómo confiar en una persona que logra afirmar cosas sin fundamentos técnicos ni racionales, que además autónomamente se lanza como candidata a la Asamblea Nacional sin la previa participación en los esfuerzos de unidad de la oposición, y para completar en el mismo acto de lanzamiento manifiesta una fuerte expresión afectiva fuera de cualquier control intelectual, manteniendo la vieja modalidad política que genera populismo e irracionalidad?

Concluyo mi opinión, que no es más que mi liberación de responsabilidad por si las ofertas sentimentaloides llegan a permear en la intencionalidad de voto, para no ser cómplice del vacío que se puede entrever ante la posibilidad de seguir el ya fenecido modelo de política venezolano, con una afirmación de Capriles que llama la atención diciendo que:

"Todo el mundo en este país es de izquierda, es autoritario y es populista. Todo al mismo tiempo y sin saberlo".

Qué rollo con el patio trasero

Cuántas veces no habremos escuchado hablar a la basofia política sobre la pretención gringa de tener patio trasero a costa de la libertad, la soberanía, la blabla y más blabla que suelen repetir los a-escrotudos de izquierda.

A raíz de las consecuencias del terremoto en Haití -que desde mi punto de vista es la última oportunidad que tiene esa nación de hacer algo con ella misma- pensaba:

¿Qué complejo tan bravo tienen los izquierdistas, que deteriora de esa manera el concepto de patio trasero?

¡Ojalá yo tuviese acceso a algún patio trasero!

A ver... díganme ¿que recuerdos tienen Uds. del patio trasero de la casa donde crecieron? ¿O de la casa de la abuela? ¿O de la tía que vivía en Cabimas y que iban a visitar una vez al año?

Aquellos que tuvimos la oportunidad de alguna vez pisar un patio trasero podremos recordar cuando jugabamos con los primos que quizás veíamos con muy escasa frecuencia, o que hasta probablemente vimos una sola vez disfrutando la única oprotunidad que tuvimos de compartir en ese fantástico patio trasero, que seguramente lo veíamos gigantesco y que ahora se muestra como un no tan grande rincón de unos escasos metros cuadrados.

Cuando hay una gran fiesta, una boda, la reunión de la familia el 31 de diciembre, el encuentro donde asisten los tíos y primos que viven en el interior y en el extranjero y vienen a reunirse una vez cada diez años... ¿dónde terminamos haciendo la rumba? En el patio trasero.

¿Dónde te escondías cuando te buscaban y no querías que te encontraran? En el patio trasero.

¿Dónde podías jugar sin rollos de ensuciar adentro? En el patio trasero.

¿Dónde te revolcabas con las mascotas, jugabas con barro, te montabas en los árboles? En el patio trasero.

Entonces... ¿cuál es el rollo del patio trasero?

Siempre se ha dicho de un niño que crece en un apartamento: ¡Ay, ese pobre niño encerradito que no puede salir a jugar! ¿Cuál sería el ideal de esa señora que expresa ese dolor por el niño de apartamento? ¡Que ese niño viviera en una casa con patio trasero!

Los a-escrotados, que necesitan siempre echarle la culpa a los demás -precisamente por eso son a-escrotados- podrían afirmar su discurso con: "el patio trasero es la última parte que se ve a una casa", o "a nadie le interesa el patio trasero", o peor aún "el patio trasero está del lado del servicio".

Entonces me pregunto yo: ¿Quiénes son entonces los clasistas?
¿Acaso los a-escrotados necesitan ser la "sala" de la casa? Pues les cuento que lo sabroso de las casas está en la cocina, y generalmente la cocina tiene una puertita a... ¡el patio trasero!

Entonces señores sin escrotos, os recomiendo que se queden esperando el pate-foie en la sala, mientras nosotros nos comemos nuestra parrillita con huasacaca en... ¡el patio trasero!