"The Guard Coast" y la tolerancia

No enfrentar la realidad, disfrazando la evasión con los trajes del respeto, de la consideración, de tolerancia, puede ser un motor de destrucción insospechado.

Este film muestra como en el intento de armonizar situaciones moralemente insoportables desencadena en la corrupción general del estado de las cosas.

Cuando en nuestro país escuchamos hablar de "amnistía" debemos vigilar que un error inicial no nos arrastre a la consecución de hechos lamentables para la posterior aplicación y cumplimiento de la justicia.


Sinopsis

Un soldado surcoreano presta servicio militar, resguardando las costas de su nación de la posible
intromisión de espías norcoreanos.

Engañado por la necesidad e demostrsr su hombría y patriotismo comete un grave error: mata a un civil en juerga. Este acto acarreará una serie de eventos que cambiarán la vida de él y sus compañeros de armas.


Ficha Técnica

  • Título Original: Hae anseon (The Coast Guard)

  • Año: 2002

  • Duración: 91 min.

  • País: Corea del Sur

  • Director: Kim Ki-Duk

  • Guión: Ryu Kim Ki-Duk

  • Música: Karin Trouw

  • Fotografía: Dong-hyeon Baek

  • Reparto: Dong-Kun Jang, Jeong-hak Kim, Ji-a Park, Hye-jin Yu, Jin Jeong, Gu-taek Kim, Kang-woo Kim, Yun-jae Park

  • Producción: Korea Pictures

Podredumbre Institucionalizada

"Es lógico. Mírate donde estás" me digo cada vez que paso por allí, cada vez que troto por allí, como hacen todos los transeúntes cuando pasan por la Av. México, donde se instalan los "artesanos", a pocos metros de la entrada de estacionamiento del Hotel Alba, antiguo Hotel Hilton.

Y digo, idénticamente cada vez, las palabras, intolerantes y eternamente repetidas "Basura humana, basura humana" mientras el olor de la marihuana llega como retándome, ofensiva, agresiva. Más aun cuando estás trotando y necesitas respirar aire, si no limpio, al menos inodoro.

Por supuesto, frente al hedor no te queda otra que mirar a los responsables de esa representación barata de la miseria humana que necesita llamar la atención, hacerse sentir.

Como siempre, un "artesano", pero hoy no estaba sólo con sus símiles. Tenía una invitada especial. Especialísima me pareció. El individuo estaba solidariamnte compartiendo el malholiente tabaco con una policía militar, una digna representate de las milicias nacionales. Eran las tres de la tarde. Para personas como yo, deshubicadas en el tiempo y el espacio, que piensan que la vida es otra cosa que depender de una hierba para ser querido, para tener amigos, para ser felíz, nos puede parecer algo temprano para fumarse un porro frente a todo el mundo, a plena luz del día. Pero quizás para aquellos que la vida no tiene sentido sin hierbas ni químicos, es una urgente actividad que no tiene leyes ni horarios.

Esto me recordó mi felíz período laboral en el que trabajé en el Ejército Venezolano, cuando éste era "forjador de libertades". En el comedor de oficiales sólo almorzábamos -como el nombre lo indica- los oficiales y profesionales.

Yo compartía siempre la mesa del rincón con puros civiles, todos alzados, malcriados y caprichosos -a excepción de una Sra. amabilísima, educadísima, dulcísima, parquísima, que trabajaba directamente con el Comandante General-, y que hacían de nuestra mesa el sitio más escandaloso y "caribeño". Cada vez que un militar intentaba sentarse en nuestra mesa, nos encargábamos de espantarlo haciendo comentarios ácidos, cosa que no me costaba mucho.

En una ocasión se sentó en nuestra mesa una joven oficial egresada del CAO, que laboraba como abogado en el comando. No sé cómo llegamos al tema pero nos comentó que el 80% del personal reclutado usaba sustancias psicotrópicas y estupefacientes. Ese dato me impactó sobremanera, pero lo que me aterró fue la continuación del argumento de la oficial: "Peor son las demás personas que juzgan pero que usan jarabe para la tos".

Evidenciar que esta joven no sabía diferenciar entre el acto llevado por la voluntad, que manifiesta la intencionalidad de drogarse, a diferencia de utilizar medicamentos, me dejó anonadada.

Luego, un oficial superior me comentó cosas más graves aún, como por ejemplo, dónde los reclutas se proveen del producto ilícito. Eso se los dejo a superficiales investigaciones que uds. mismos puedan hacer.

Si aquellos que debemos considerar equilibrados para poder organizar la sociedad de una manera ética, sólida, sin deficiencias morales y con la visión de nación integral, construyendo un camino productivo para la seguridad y defensa de la nación, "juegan" con las debilidades y deficiencias humanas, ¿Qué quedará para aquellos que no han tenido la oportunidad de estudiar, de formarse, de formar parte de una sólida institución? ¿Qué podremos construir en venezuela con esta materia prima?