Podréis visitar Maracaibo durante meses y casi acostumbrarte al calor sin contemplación.Podréis comer cepillados bajo el candente sol para refrescarte, o desayunar con pastelitos de papa y queso acompañados con coca-cola.
Podréis caminar por La Vereda del Lago recibiendo el frescor que apenas se recibe en la orilla al atardecer.
Podréis ir hasta San carlos ya sea en lancha o por tierra.
Podréis cenar con yoyos, panes con queso o tequeños en Chops.
Podréis saborear las arepas con pernil y un camión de salsa roja y blanca en el madrugada después de una rumbita.
Podréis indigestarte con las exquisitas tumbarranchos.
Podréis comer lisa frita y sus correspondientes huevas con la mano allá en Puerto caballo.
Pero si no te montais en un Ruta 6 desde el centro, jamás podréis comenzar a experimentar lo que realmente significa ser maracucho.
