Muy conocido el inicio de la pieza, pero que luego nos trasporta a la esperanza de lo que su nombre llama: el silencio, y la paz que ésta lleva consigo.Pero luego reclama su presencia en la vida del hombre como canción de cuna, como vientre que engendra vida, como espacio vital para aquellas almas deseosas de plenitud.
Esta niña no sólo es excelente intérprete sino, como la misma pieza invoca, esperanza de una humanidad más rica, completa, amplia y profunda. Verla genera esa "envidia sana" o regocijo, y al mismo tiempo dolor de la distancia que hay entre esa juventud y la nuestra. [Y, por favor, no me vengan con subjetivismos para justificar nuestra realidad estética, tan pobre y hambrienta de ética constructora] .
De todos modos, Rieu, gracias por mostrar al mundo estas personitas que refrescan la mirada orientada al futuro.
