Quien sabe cuántas personas (como yo) se abstienen de adquirir la prensa siendo suficiente detenerse frente a cada kiosko a leer los titulares, sin que el vendedor se ofenda o te "mire feo".
Si visitas esta bella ciudad, no te atemorices ni avergüences, nadie te va a reclamar o burlarse de ti, sino más bien te sentirás parte de toda esa masa que sin tonterías disfrutan de las noticias con libertad.