Solitaria tomadora abstemia

Una de las alegrías consumistas que he tenido en mi vida fue descubrir la existencia en venezuela de una cerveza nacional sin alcohol. Y me dije: "Por fín puedo tomarme más de dos birritas sin marearme".

Ante tal éxito generador de una indescriptible felicidad que rebozaba los espacios de mi corazón (hay que meterle drama a la cosa) salí corriendo a comunicárselos a mis amigos más allegados. Aquellos que por ser panas y ser origen de mis pensamientos cotidianos por el amor que les profeso (más drama aún).

Pero la respuesta fue desconcertante. Cada uno de los panas, cada uno a su tiempo por la ubicación en espacio y tiempo me repitieron como líneas memorizadas: "Y cuál es la gracia: tomar y no embriagarse". Así me dijeron los caraqueños. Pero los peores, los realmente hirientes (drama y más drama) como siempre fueron los maracuchos: "¿Y pa' qué quereis beber si no te vais a volver verga?" (pero imagínense el cantaíto por favor).

Siempre se ha dicho que la mayoría de las personas bebe (qué feo suena eso, mi mamá siempre me prohibió decir así: beber... en mi casa se decía tomar, jejeej) socialmente, pero parece que la vida meeesmaaaa me obliga a tomarme mi birrita sin alcohol en la soledad de una neoabstemia que ahora, no sólo distruta el sabor ligerito de su nueva bebida, sino que le ha dado por comprarse una birrita Polar Zero en Altamira y caminar por las calles principales esperando que un PoliChacao me quiera decir algo, jijjijij.